No iba a escribir sobre ello, pero son muchos los que me preguntan sobre las profecías mayas y el supuesto fin del mundo en el 2012. Así que me dispuse a averiguar la verdad sobre esta historia. El resultado tiene bastante de malo, puesto que en lo esencial parece que hay mucho bulo, si bien es cierto que algunas fuentes apuntan sobre ciertas profecías que nada tienen que ver con los mayas. Por honor a la verdad es conveniente escribir sobre ello, pues de otra forma es lógico que la ciencia más empírica trate de charlatanes a los catastrofistas y proféticos. Además, no hay que esperar a fechas concretas para ver el llamado cambio de conciencia global, porque el paradigma de la nueva conciencia ya se está produciendo en estos momentos.

¿De dónde ha salido esta locura sobre el final de los tiempos? De entrada, el citado armagedón no tendrá lugar el 31 de diciembre de 2012, sino el 21 de diciembre, partiendo de un supuesto año 0 de los mayas, del que luego hablaremos. ¿Y por qué esta fecha apocalíptica? Pues porque a alguien se le ocurrió decir que así finaliza el calendario maya.

El mentado calendario fue creado por una civilización avanzada, los Mayas, de los cuales se tiene noticia desde el 1.000 a.C hasta el 1.687 d.C. Pruebas del imperio maya se extienden por la mayor parte de los estados sureños de México y por localizaciones de Guatemala, Bélice, El Salvador y parte de Honduras.

Los habitantes del imperio maya dominaban la escritura y tenían una asombrosa habilidad para construir ciudades y la planificación urbana. Probablemente los mayas son más conocidos por sus pirámides y otros edificios intrincados y magníficos, ejerciendo un gran impacto en la cultura de América Central, no sólo en su civilización, sino también en otros pueblos indígenas de la región. Un número importante de mayas vive actualmente y mantiene sus antiguas tradiciones, habiendo hasta un total de 44 dialectos diferentes derivados de la lengua maya original.

Los mayas utilizaron muchos calendarios diferentes y concibieron al tiempo como un engranaje de ciclos espirituales. Si bien los calendarios tenían usos prácticos (social, agrícola, comercial y administrativo) también contenían un elemento religioso muy importante. Cada día tenía un espíritu protector, lo que significa que cada día tenía un uso específico. Esto esta en abierto contraste con nuestro moderno calendario gregoriano, que fija sobre todo las fechas administrativas, sociales y económicas.

Los mayas usaron tres sistemas de calendario diferentes (y algunas variaciones dentro de los sistemas). Los tres sistemas se conocen como el tzolkin (el calendario sagrado), el haab (el calendario civil) y el sistema de la cuenta larga.

El tzolkin es un ciclo de 260 días y el haab es un ciclo de 365 días, de los que luego hablaremos. Si se combinan el ciclo del tzolkin y el ciclo del haab se produce un ciclo de 18.980 días, conocido como la ronda del calendario, es decir 18.980 días que son algo menos de 52 años solares. Así los mayas no podrían usar simplemente una fecha del tzolkin-haab para identificar un día en un periodo de varios cientos años, ya que habría varios días dentro de este periodo con la misma fecha del tzolkin-haab.

Los mayas superaron este problema usando un tercer calendario que les permitió identificar un día singular dentro de un periodo de varios miles de días. Para hacer esto usaron un sistema vigesimal (con base 20) de número de lugar-valor, análogo a nuestro sistema de número de lugar-valor decimal.

Los mayas usaron un único sistema vigesimal para contar objetos, aunque modificado al contar los días. En un puro sistema vigesimal cada lugar en un número está ocupado por un número de 0 a 19, y ese número se entiende que debe ser multiplicado por 20. Según este sistema, he aquí un ejemplo:

2.3.4 = 2*20*20 + 3*20 + 4*1 = 864

Al contar días, sin embargo, los mayas usaron un sistema basado en la posición, en donde el primer lugar (como de costumbre) tenía un valor de 1; el segundo lugar el 1, tenía un valor de 20; pero el tercer lugar no tenía un valor de 400 (20*20), sino de 360 (18*20). Esto podría deberse al hecho que con el 360 están cerca de la duración del año en días, que luego se variaba sumando días con el transcurrir de los años. El valor de cifras mas grandes continuaría de esta forma: 7.200 (20*18*20), 144.000 (20*20*18*20), etc. Según este sistema tendríamos:

1.3.5.7 = 1*20*18*20 + 3*18*20 + 5*20 + 7*1 = 8.387

Una fecha de la cuenta larga maya es un número vigesimal modificado (como se describió anteriormente) compuesto de cinco lugares, ej. 9.11.16.0.0, e interpretado como una cuenta de días con base en alguna fecha. Hay muchas fechas de la cuenta larga inscritas en las estelas y escritas en los codices. El cálculo del equivalente decimal de una cuenta larga equivale a una cantidad en días. Este se considera como un número de días contados a partir de un determinado día en el pasado. Se supone que el número de días comienza desde el día 0.0.0.0.0. Pero la pregunta obvia es: ¿qué día se usó como la fecha base? ¿Y qué día fue ese en términos del calendario Occidental?

Los mayas tenían nombres para períodos que constan de 20 días, 360 días, 7.200 días, por ejemplo, de acuerdo con su sistema vigesimal modificado de contar días. Un día es denominado como Kin. Veinte Kines hacen un Uinal, 18 uinales un Tun, 20 tuns un Katun ,y 20 katunes un Baktun. Así queda la cosa:

  • 1 kin = 1 día
  • 1 uinal = 20 kines = 20 días
  • 1 tun = 18 uinales = 360 días
  • 1 katun = 20 tunes = 7.200 días
  • 1 baktun = 20 katunes = 144.000 días

Los números en los cinco lugares del calendario de la cuenta larga son como sigue:

baktunes . katunes . tunes . uninales . kines

Así, por ejemplo, 9.15.9.0.1 implica una cuenta de 9 baktunes, 15 katunes, 9 tunes, ningún uinal y 1 kin, o en otras palabras, 9*144.000 + 15*7.200 + 9*360 + 0*20 + 1*1 días, o bien 1.407.201 días. Se trata de una cuenta de días que comienza desde la fecha base maya del 0.0.0.0.0.

La mayoría de las fechas de la cuenta larga que se encuentran en las inscripciones de piedra tienen una fecha del baktun de 9. El periodo 9.0.0.0.0. hasta el 10.0.0.0.0, del periodo maya Clásico, es considerado hoy por los arqueólogos como el periodo (aproximadamente) del 436 D.C. hasta 829 D.C. Hay, sin embargo, algunas anomalías extrañas. Se descubrieron dos fechas de la cuenta larga (encontradas en Palenque) como 1.18.5.4.0 y 1.18.5.3.6 (14 días antes) que son unos 2.794 años solares antes de 9.0.0.0.0. ¿No habiendo evidencia de la existencia de los mayas hasta el 1.000 a.C., ¿qué podrían estar significando estas antiquísimas fechas de la cuenta larga ?

Podríamos esperar una siguiente unidad después del baktun consistente en 20 baktunes, y efectivamente existe y se llama pictun. Sin embargo, ninguna fecha de la cuenta larga se ha encontrado con una cuenta de más de 12 baktunes, excepto 13.0.0.0.0. Y aquí es donde los catastrófistas se amparan para afirmar que el sistema de la cuenta larga maya 13.0.0.0.0 marca el principio de un nueva era, y que éste, no se sabe por qué razón, equivale a 0.0.0.0.0.

Vayamos a otro calendario, el tzolkin, a veces conocido como el calendario sagrado, un ciclo de 260 días, donde cada día del tzolkin es denominado por una combinación de un número del 1 a 13 y un nombre de la serie de veinte, en el orden: lmix, lk, Akbal, Kan, etc.

El día corre a través de los números y a través de los nombres, independientemente. La sucesión de días del tzolkin funciona así :

1 Imix

2 Ik

3 Akbal

4 Kan

. . .

13 Ben

1 Ix (aquí repetimos los números)

2 Men

3 Cib

4 Caban

5 Edznab

6 Cauac

7 Ahau

8 Imix (se repiten los 20 días)

9 Ik

10 Akbal

. . .

Hay 260 fechas diferentes en esta sucesión. Esto es porque 260 es el mínimo común múltiplo de 13 y 20. Así el ciclo de (13) números de días del tzolkin combinados con (20) los nombres de días del tzolkin se repite cada 260 días.

Para explicar este calendario de 260 días, se ha especulado que los mayas escogieron este número de días porque su conocimiento astronómico admirablemente avanzado les reveló que un período de 260 días cuadra bien con ciertos períodos astronómicos, como los años con eclipse. Una explicación más prosaica es que había originalmente dos ramas de la sociedad maya, una de las cuales usó un ciclo numerado de 13 días y la otra un ciclo denominado de 20 días . Y es que hay una serie de trece dioses mayas que pueden ser el origen de los 13 días numerados, similar a nuestra semana.

Se deduce que en algún punto de la historia maya temprana los dos grupos se unieron, combinando los dos calendarios para que ningún grupo perdiera su método de contar los días, produciendo así el ciclo de 260 días descrito anteriormente.

Los mayas también mantuvieron un calendario llamado «civil» el calendario «haab». Este era similar a nuestro calendario actual, ya que contiene meses (19) y los meses se dividen en días (20) numerados de 0 a 19. A diferencia de nuestro calendario, el ciclo del haab se compone de dieciocho meses de veinte días cada uno, más uno de cinco días al final del año.

Los cinco días extras formaron el mes de Uayeb, y son anónimos. Los cinco días «anónimos» fueron considerados desafortunados. Nadie se casaría en Uayeb. El ciclo del haab consistió así en 18*20 + 5 = 365 días, el número íntegro de días mas cercano al real año solar de 365,2422 días solares.

La sucesión de días desde el primer día del año hasta el último se cuenta como sigue:

0 Pop

1 Pop

19 Pop

0 Zip

1 Zip

19 Zip

0 Zodz

(y así sucesivamente hasta el 18º mes) :

19 Cumku

0 Uayeb

4 Uayeb

Para la mayor parte de la historia maya el primer día de Pop fue denominado como 0 Pop y el último, 19 Pop.

Respondamos a una gran pregunta que hace un momento nos desconcertaba. ¿Cuándo comienza el año cero de los mayas, o sea el 0.0.0.0.0?

Pues parece ser que la repetición de una misma fecha de la cuenta larga con una fecha del tzolkin-haab sólo ocurre una vez cada 136.656.000 días (aproximadamente 374.152 años o 73 eras mayas). Este ciclo de tiempo se conoce como Era Maya que, según la correlación de algunos, debió de comenzar el 11 de Agosto del 3114 a.C., aproximadamente, con lo cual sí terminaría el 21 de diciembre del 2012 (¿?) de nuestra era, o sea el 13.0.0.0. Aunque el 13, como se vio, no es el número final, sino el 20; así que luego daremos la fecha final auténtica y real del calendario maya.

De todos los problemas tratados por los estudiosos de los mayas, el problema de la correlación es el más importante . Sólo con una solución a este problema podemos localizar el fenómeno de la civilización maya en un marco de tiempo relacionado con el nuestro; es decir, dónde está el año cero de los mayas.

El problema de la correlación es el problema del hallazgo de un día determinado que se identifique por una fecha Occidental y por una fecha maya, simultáneamente, permitiendo igualar la fecha Occidental con la fecha maya. Una vez hecho esto, la conversión de cualquier fecha de un sistema a una fecha en el otro se haría posible.

Un número de la correlación correcto debería estar de acuerdo con :

  • Datos de la tabla de Venus en el Códice de Dresden.
  • La mayoría de los datos del tzolkin sobrevivientes entre los mayas a la post-conquista.
  • Los archivos del obispo de Landa del siglo XVI sobre el asunto.
  • Los archivos aztecas a la llegada de Cortes.
  • La información lunar encontrada en las estelas.

Numerosos estudiosos han sugerido diferentes valores para el número de la correlación. La respuesta normalmente aceptada es 584.283, número sugerido por S.E.J. Thompson, ésta es la llamada «correlación Thompson». Otros estudiosos han hecho pensar en otras correlaciones, desde 482.699 (Smiley) hasta 774.078 (Weitzel). ¿Por qué se toma en consideración la correlación de Thompson y no otras? Ni se sabe, Yo mismo he sido incapaz de entender la lógica de Thompson para dar a entender que la fecha 0.0.0.0.0 corresponde al 11 de agosto del 3.114 a.C. Y eso que se supone que debería entender de números, porque aparte de una carrera de Periodismo cuento con una Ingenieria Técnica de Sistemas Informáticos.

Ya sé que la mayoría dan por válido el año 0 maya como 3.113 a.C., pero esto es debido a una equivocación del sistema astronómico de denotar años; el año -3113 es el año -3114 a.C., ya que el año 0 de nuestro calendario nunca existió. Se supone que damos por válido que Jesús de Nazaret nació en el llamado año 1 (luego lo explicamos).

Hay una manera de terminar con el problema de la verdadera fecha de correlación de una vez por todas. Se basaría en descubrir en los códices mayas una referencia clara a un eclipse (completo con fecha de la cuenta larga) que pueda ser determinado también por los astrónomos, ocurrido en una fecha exacta del calendario europeo. Los eclipses solares son los mas aptos, porque ellos sólo son visibles en un área restringida (mientras que los eclipses lunares pueden verse sobre la mayor parte del hemisferio terrestre en la noche ), lo que significaría que también serían vistos en los territorios mayas. Varios estudiosos (ej. Owen y Smiley) han buscado un evento que pueda identificarse de igual manera en los sistemas del calendario maya y Occidental, con fechas o fenómenos astronómicos conocidos. Sin embargo, las malas noticias es que hasta la fecha no se ha encontrado un evento conocido que se dé como válido. Por lo tanto, no hay una fecha de correlación válida y oficial, y esa es la auténtica verdad, le pese a quien le pese.

Prosigamos. Habíamos visto que algunos catastrófistas se amparaban en la fecha del 13.0.0.0.0 para hacer sus cálculos y afirmar que ésta correspondía, partiendo del año cero de los mayas, propuesto por la correlación de Thompson, al 21 de diciembre de 2013. Todo ello sin tener en cuenta un ajuste en el calendario del que hablaremos enseguida.

Pero si el sistema base de los mayas es el 20, con números comprendidos entre el 0 y el 19, ya que los mayas eran de los pocos que conocían la existencia del 0 y lo usaban… repito, ¿cuándo debería finalizar el calendario maya?

El calendario maya debería terminar el 19.19.19.17.19 (ese 17 en medio es porque, recordemos, esta posición únicamente es múltiplo de 18), es decir, que estaríamos hablando del 13 de agosto de 4.771. Hay inscripciones mayas en las que se nombran fechas posteriores a ésta, lo cual quiere decir que su mundo todavía iba mucho más allá, acabando con la teoría del apocalipsis de los catastrofistas.

Nos hemos saltado un hecho de interés. En 1582 el Papa Gregorio XIII creo el calendario gregoriano en el que hizo un ajuste de fechas para que coincidiese exactamente con las cuatro estaciones del año, ya que con el paso del tiempo se habían producido desajustes. Además, eliminó 3 años bisiestos cada 400 años.

La cosa quedó como sigue:

  • Sería bisiesto aquel año cuya cifra sea divisible por 4, excepto los años seculares, múltiplos de 100, los cuales serían bisiestos únicamente si son divisibles por 400 (por ejemplo, 1900 no fue bisiesto, 2000 sí lo fue, pero el 2100 no lo será).
  • Dado que desde la vigencia del calendario Juliano se habían considerado como bisiestos años que no debieron serlo y había ya un error acumulado de 10 días, se quitarían 10 días al calendario: el día siguiente al 4 de octubre de 1582 (la fiesta de San Francisco de Asís) sería llamada a ser 15 de octubre (este año de 1582 es el año más corto de la cristiandad, con 355 días; y los días del 5 al 14 de octubre de ese año ni siquiera existieron).

Para más desfase, el papa romano Hormisdas (514-523), motivado por la imprecisión que había para contar los años en esa época, los cuales se contaban según la conveniencia particular del mundo cristiano, unos a partir de la fecha de la mítica fundación de Roma “ab urbe condita” (753 a.C.) y referencia del inicio del calendario romano, y otros lo contaban partiendo de la era del emperador romano Diocleciano (el año 284 d.C.), conocedor de los estudios que realizaba Dionisio, le ordenó que calculara la fecha de nacimiento de Jesús de Nazaret y que a partir de ahí se usara ésta para contar los años.

Dionisio estableció el año en que supuestamente había nacido Jesucristo «ab incartione Domino». Esta fecha la fijó a los 754 años de la fundación de Roma «ab urbe condita», y mantuvo como el día del nacimiento el 25 de diciembre, igual como lo había establecido el papa romano Julio I (280-352), quién tomó el día que se celebraba la fiesta pagana romana “Hagia Fota” (Sol invencible) como el nacimiento de Jesús; el año comenzaría en el mes de enero, como había sido establecido en el calendario juliano.

Dionisio carecía de la noción del cero como número (concepto que desde la India fue transmitido a los árabes, y sólo llego a Occidente varios siglos después), por tal motivo inició la historia del cristianismo el año uno “Anno Domine”, o sea al comienzo de la “era cristiana”; con Dionisio, el cristianismo se apropió de la era nacida y por venir “per saécula saeculórum”.

Dionisio, tuvo varios errores: uno de ellos fue motivado por desconocer el número cero, y empezar la era con el año uno, y lo más importante para los cristianos, fue que se equivocó por 6 años de la fecha real del nacimiento de Jesucristo (el rey Herodes El Grande falleció en el año 4 a.C.).

¿Y qué tiene esto que ver que nuestro calendario? Pues que lo siento por ti, lector, pero no vives en el 2009, fecha en la que escribo esto, sino en 2009 menos los 6 años de error de Dionisio, más uno más producto de contar desde el 0, como se hizo a posteriori. Y ahora viene lo malo para los catastrofistas, si nos basamos en su fecha del 21 de diciembre de 2012 como válida, dando por buena la correlación de Thompson y haciendo caso omiso a que el calendario maya es de base 20. Y es que el 21 de diciembre de 2012 ya ha tenido lugar, concretamente fue el 21 de diciembre de 2005 de nuestra era. Oh, vaya, ¡qué desilusión! Y no ha habido armagedón ni día del juicio final, ni hemos sufrido un cambio de conciencia global que haya hecho que nuestra civilización se tambalee y vuelva a comenzar.

Todo esto suena muy interesante, pero ¿qué tiene que ver con el fin del mundo? Las supuestas profecías mayas se basan por completo en el supuesto de que algo malo va a ocurrir cuando el calendario maya de la Cuenta Larga se termine, como acabo de citar. Y para ello se basan en unas profecías mayas «secretas» que debieron encontrarse en alguna parte. El problema radica en que por más que busque uno esa profecías, los códices donde se citan, o deberían citarse, no aparecen por ninguna parte.

Continuará…

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