Y seguimos con mis descubrimientos personales. Nuevos datos jamás revelados en los llamados “enigmas de la historia”. Lo que se ve en la foto es una composición que acabo de hacer con un fragmento del mapa de Cresques de 1375, junto a todo el desplegable del atlas catalán, más un sextante y un astrolabio de mi colección.
Pero vayamos con las sorpresas. En esta réplica del mapa de Cresques se observa el nombre de una ínfula, o sea una isla, llamada Brasil. Vi este detalle una de las primeras veces que pisé el museo judío de Girona, durante una de mis rutas. Y es que este mapamundi se exhibe en el museo.
La Isla Brasil fue considerada una isla fantasma situada en algún lugar del océano Atlántico y conocida de diversas formas desde su primera aparición en la mitología irlandesa, alguna vez identificada con la isla de San Brandán o San Borondón. En el mapa de Pizigani de 1367 aparecía con el nombre de isla de Braçir; en mapas posteriores se conocerá con los nombres de Braxil, Brazille, Brasile, Bracie, Bresily, Bersil, Brazilæ, Bresilji, Braxilis, Branzilæ, O’Brasil, O’Brassil, Hy Brasil, y otras variantes. En el controvertido mapa vikingo de Vinlandia, se identifica con la isla de San Brandán.
En 1498 Pedro de Ayala, embajador de los Reyes Católicos ante la corte inglesa, informaba de que desde hacía siete años buscaban la isla navíos ingleses.
Tales expediciones pudieron de hecho iniciarse hacia 1480, en relación con la búsqueda de caladeros de bacalao. También hablaba de esas expediciones hacia 1498 John Day, un mercader inglés, en carta dirigida probablemente a Cristóbal Colón, donde afirmaba que los marinos de Bristol habían llegado a ella.
¿Y a qué se debe esta confusión de Brasil con respecto a una isla? Muy probablemente a que, en mapas antiguos en los que se basó el mapa de Cresques y otros, algunos marinos debieron haber descubierto unas tierras que identificaron como una isla, en este caso el posterior Brasil.
Brasil, como tal, fue descubierta el 22 de abril de 1500 (2 de mayo, gregoriano), con la llegada de la flota comandada por el portugués Pedro Alvares Cabral al territorio donde hoy se encuentra este país.
El origen del nombre de Brasil, tiene dos grandes explicaciones.
La versión más aceptada dice que se le dio el nombre de Brasil por un árbol tropical de madera roja, que fue descubierto por los exploradores portugueses cuando llegaron a esa región. Este árbol era usado por los aborígenes, pues al hervirlo, la madera desprendía su color rojo, que era muy parecido al color de las brasas. Esta es la versión oficial y aceptada.
Sin embargo, la tierra encontrada por Cabral en 1500 era llamada «Pindorama» o «Tierra de Palmeras» por los habitantes nativos. Al llegar a las desconocidas y nuevas playas, el navegador las bautizó «Terra de Vera Cruz», aunque a los pocos días cambió el nombre por «Isla de Vera Cruz». Ello se debió al hecho de que el explorador era caballero de la Orden de Cristo (continuadores del Temple), y por ello siempre llevaba una cruz sobre su pecho.
Pero será el historiador Capistrano de Abreu el que adelante otra hipótesis sobre el origen del nombre. En su opinión, «Brazil» era originalmente la isla mítica y paradisíaca localizada en mapas antiguos. Según algunas leyendas el mítico rey Brasal (aparecido en las fábulas de Esopo) habría fijado su residencia en la isla desde tiempos inmemoriales.
La hipótesis de la isla medieval de Brasil como fuente originaria encajaba perfectamente con dos facetas fundamentales del imaginario nacional que databa sus orígenes en los textos antiguos de Cabral y Vespucio, pero también en los escritos de la independencia y del romanticismo, e inclusive llegan hasta nuestros días: me refiero a la supuesta naturaleza paradisíaca de la tierra brasileña, un país grande, rico y bello.
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