El Club Bilderberg reúne cada año a unos 130 líderes de la elite financiera, empresarial, política, académica y de los medios de comunicación del primer mundo; fundamentalmente de Estados Unidos y Europa, para discutir sobre temas de interés global. A estas reuniones, que se realizan con casi nula cobertura periodística, a puertas cerradas y con gran contingente de seguridad, se puede asistir solo mediante invitación.
Debido al extremo secretismo con que se efectúan estos encuentros, se especula que el grupo lleva años especulando con un nuevo orden mundial. Algunos periodistas que han escrito sobre ello, como Daniel Estulin o Cristina Martín Jiménez, han sido amenazados de muerte, según ellos mismos cuentan, por divulgar la verdad de este grupo a travé de sus artículos o libros.
Cristina Martín Jiménez, periodista española egresada de la Universidad de Salamanca y autora del libro «Club Bilderberg, los amos del mundo«, sitúa los orígenes históricos de este grupo en plena guerra fría. Su objetivo era aumentar el entendimiento entre países del Atlántico. La primera reunión se realizó desde el 29 al 31 de mayo de 1954, en la localidad holandesa de Oosterbeck, en el hotel Bilderberg, a partir del cual el grupo recibió su nombre. El anfitrión fue el príncipe Bernardo de Holanda, padre de la actual Reina Beatriz, propietario del hotel, estrechamente relacionado con las altas esferas del poder financiero y político occidental, quien en su juventud fue miembro activo del partido nazi.
Se puede obtener un listado de todas las reuniones anuales (hasta la fecha) del Club Bilderberg en esta entrada de la Wikipedia.
Estulin y Martín Jijménez aseguran que el principal impulsor del Club fue el multimillonario norteamericano David Rockefeller, masón. El magnate, junto a la banca de Estados Unidos, envió como emisario al financiero de origen judío-polaco Joseph Rettinger, alto miembro de la masonería, para que se pusiera en contacto con el príncipe Bernardo. Debido a la gran envergadura del proyecto, ellos contactaron con la familia inglesa Rotschild, considerando su gran poder económico; dinastía que en 1952 ya se había apoderado de la banca de su país. Otra figura importante de esa primera cita fue Henry Kissinger, asesor en asuntos especiales del ex presidente Richard Nixon y en temas de defensa en varios gobiernos estadounidenses.
En la actualidad, el presidente honorario del Club Bilderberg es Ettiene Davignon, político y empresario belga y ex vicepresidente de la Comunidad Europea. Otros miembros permanentes son Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006; Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa de Estados Unidos; Georges Soros, presidente del Soros Fund Management LLC y del Open Society Institut y Henry Kissinger presidente de Kissinger Associates Inc., de quien además se especula habría asesorado en las sombras a George W. Bush en la guerra de Irak.
Sobre el extremo secretismo con que se realizan las reuniones de este club elitista, Daniel Estulin, quien los investiga desde hace 15 años, expresa que “si bien es normal que en cualquier democracia moderna se proteja el derecho a la intimidad, la ciudadanía tiene derecho a saber de qué hablan los más importantes presidentes, primeros ministros, reyes y reinas de todas las casas europeas, cuando se reúnen con los empresarios y banqueros más ricos de sus respectivos países”. Pero este cuestionamiento no es nuevo, en 1963, en una reunión del ex presidente John Kennedy con los representantes de los medios estadounidenses, lanzó una fuerte crítica a las sociedades secretas, señalando que “la palabra secreto es repugnante en una sociedad abierta y libre y nosotros como pueblo, histórica e inherentemente, nos hemos opuesto a las sociedades secretas, a juramentos y procedimientos secretos”, dejando constancia de la existencia de grupos que operaban tras la cortina en esa época. Debemos considerar también, que varias de las personalidades que asisten a esas reuniones están pasando por alto legislaciones de sus propios países, como la Ley Logan de 1978 de Estados Unidos, donde “no se permite que un ciudadano norteamericano actúe como diplomático no oficial sin la autorización del Gobierno o el Congreso”, y menos que se reúna en secreto con grandes empresarios, jefes de gobierno o presidentes de los principales bancos del mundo.
¿Pero de qué hablan en el Club Bilderberg?
Estulin cuestiona la “falta de garantías hacia los ciudadanos para que el Club Bilderberg no sea un centro de tráfico de influencias, si no se les permite conocer a los medios de comunicación de qué hablan allí sus representantes. – Y añade-. De esta manera, es legítimo preguntarse por qué el Foro de Davos y las reuniones del G8 aparecen en todos los periódicos en portada y permiten asistir a miles y miles de periodistas, mientras que nadie cubre las reuniones de este selecto club”. Ante esta crítica, los directivos de esta organización elitista han afirmado que “esa discreción es necesaria para que los participantes en los debates puedan hablar con libertad, sin ver al día siguiente sus declaraciones reflejadas en los periódicos”. Sin duda, esa discreción les permite deliberar con más libertad, aclara Estulin, pero eso no responde a la pregunta fundamental: ¿Sobre qué hablan los más poderosos del mundo en esas reuniones? Se asegura que en esas juntas se toman decisiones que no solo impactan en la comunidad empresarial, sino que lo hacen en la política, economía, medio ambiente y hasta en nuestra vida cotidiana.
El escritor siempre ha denunciado que este grupo estaría trabajando en un Nuevo Orden Mundial con una “metodología sistémica”, es decir, influir en la cabeza de las instituciones de los principales sectores de la sociedad y, desde ahí, controlar a la masa. Esto se explica mejor teniendo en cuenta que no es necesario saber qué hace o piensa cada individuo dentro una organización, sino que basta con tener el control del presidente o del individuo más influyente dentro de la misma.
Según Estulin, esta organización de elite también sería responsable de promover conflictos bélicos, orquestando episodios de alto impacto para sensibilizar al público y avanzar en sus objetivos. De esta manera generarían las condiciones para la invasión a países con riquezas energéticas, fundamentalmente petróleo, pero, además, crearían los escenarios para aprobar leyes en los parlamentos, conforme a reducir, o bien suprimir, los derechos civiles. Un ejemplo fue la firma del Acta Patriótica realizada por el presidente George W. Bush, sin la aprobación del Congreso ni de los ciudadanos estadounidenses, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, cuya versión oficial ha sido ampliamente cuestionada por investigaciones independientes en ese mismo país.
La periodista Cristina Martín afirma que el Club Bilderberg pretende establecer un gobierno mundial, con una moneda, ejército y religión únicos. Asegura que la institución que les servirá para administrar este gobierno planetario es la Organización de Naciones Unidas (ONU), que coincidentemente fue edificada en Nueva York, en terrenos “donados” por el fundador del club: David Rockefeller. Esta institución internacional, según la periodista, perdió legitimidad desde sus inicios por la facultad de vetar a determinadas naciones, “pues más que una unión de naciones, parece una unión de intereses”. La española asegura que sus organismos se convertirán en ministerios, por ejemplo la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en el Ministerio Mundial de la Agricultura; UNIDO (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) en el Ministerio Mundial de la Industria y UNESCO (Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe) en el Ministerio Mundial de la Cultura y la Educación.
La investigadora cree que desde la ONU se promovió una religión mundial, a través de la Carta de la Tierra, documento que pregona el inicio de una nueva espiritualidad universal, que entró en vigor a partir del 2000 y fue redactada por el ex presidente soviético, Mijail Gorbachov.
Una moneda única
El ‘Amero’, como una moneda internacional, la cual resultaría de homogenizar el sistema monetario estadounidense con los de México y Canadá, formaría parte de la conspiración del Club Bilderberg.
Es importante hacer nota que esto que estamos comentando no es una teoría de alguna conspiración, amarillismo ni especulación. Este plan es un trabajo internacional que está ya en marcha en la que se embarcaron los ejecutivos de los tres países referidos, sin el previo consentimiento ni supervisión de sus respectivos cuerpos legislativos.
La pérdida de soberanía tanto de México como de Canadá será una de las consecuencias inexorables de este ‘acuerdo’, donde como sucede en otras organizaciones mundiales, como son la misma ONU y la OMC. Rige la voluntad de los Estados Unidos, por encima del consenso o votación de los demás. Nada garantiza que, como ha pasado con el TLC, decisiones del Congreso norteamericano contradigan y anulen en los hechos los acuerdos firmados.
Para poder lanzar el Amero como moneda de cuño corriente internacional, es necesario antes colapsar el dólar, y de hecho, parece ser que la estrategia encaminada hacia este propósito comenzó hace un tiempo.
La Fed (la Reserva Federal norteamericana) dejó de publicar la M3 – la medición más amplia de dinero -, lo cual, según analistas, indica que el gobierno norteamericano tiene interés en ocultar la cantidad de dinero en efectivo que está siendo bombeada dentro del mercado, tendencia que según los economistas especialistas en econometría, deberá continuar debido a la recesión de los Estados Unidos.
“Ha habido una consistente tendencia a largo plazo de incremento en la tasa del M3 + crédito desde el año 2000. A largo plazo, esto indica que estamos creando inflación y el dólar ha perdido 98 por ciento de su valor en los últimos 100 años” – revela Gary Kuever, especialista econométrico. “La Fed no debería estar incrementando las tasas, sobre todo ahora que estamos entrando en inflación”. Estas declaraciones fueron escritas hace 3 años, y da miedo pensar en que se han convertido en realidad.
“La creación del amero le será presentada a la opinión pública como la solución mágica del gobierno para la recuperación del dólar. Es claro que en el proceso de creación del amero, la administración de Bush decidió abandonar el dólar.” Las palabras son de Bob Chapman, uno de los mayores expertos en economía mundial, que ya cuenta con 72 años.
El periodista norteamericano Jim Tucker, editor del American Free Press y quien desde hace más de 30 años sigue los pasos de este grupo, señala que en 2008 asistieron a la reunión anual personalidades de EE UU tremendamente influyentes como Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal; Donald Graham, presidente y consejero delegado del Washington Post; James Johnson, vicepresidente del Banco Perseus, quien formó parte de la comisión encargada de buscar al vicepresidente que acompañó la carrera presidencial de Barak Obama; Richard Perle, ex presidente del Consejo de Política de Defensa (2001-2003) y uno de los principales ejecutivos del American Enterprise Institute for Public Policy Research, un centro de pensamiento de derecha; Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado; Mark Sanford, gobernador del sur de California y Paul Wolfowitz, ex subsecretario del Ministerio de Defensa y ex presidente del Banco Mundial.
El chip RFID, parte de los planes del Club Bilderberg
En un futuro muy cercano, colocarse un chip de seguimiento y rastreo (similar al que se les coloca a los perros) será visto como algo positivo socialmente gracias a una diversidad de técnicas desplegadas por parte de los medios de comunicación. Como en el caso de un operador español de telefonía móvil, cuyo principal directivo es un asiduo de las reuniones Bilderberg, y que utiliza una publicidad agresiva para seducir a la juventud española (el público al que destinan sus productos principalmente), también se planteó la posibilidad de incluir el chip RFID en las nuevas tarjetas SIM.
A posteriori y con modificaciones de poca importancia, la publicidad con que la compañía experimenta para «atraer» a los clientes jóvenes a sus teléfonos móviles, es la misma que se utilizará para convencer a esa misma juventud de inyectarse microchips dentro del cuerpo.
Como decía Estulin en su libro: «¿Le parece poco probable? Mire sólo a su alrededor. Después de todo, los piercing en la cara y la lengua son muy populares entre los adolescentes porque se sienten «diferentes»: lo que esos jóvenes no parecen entender es que no tienen identidad propia, sino que son más bien «similarmente diferentes», forman parte de un grupo. El plan publicitario de Bilderberg/Tavistock sacudirá con la misma eficacia a la misma juventud cuando el tiempo les «muestre», a fin de ejercer presión por el grupo paritario, las ventajas de llevar implantado un chip. Después de todo, cuando todos sus amigos y los amigos de sus amigos lleven implantado un chip, ¿cómo podrá resistirse? Se verá como algo moderno y atrevido, y los atractivos miembros del sexo opuesto dispondrán de una vasta colección de artículos de chips diferentes para escoger».
De hecho, una de las decisiones que se tomó en el Club Bilderberg fue ordenar a los responsables de los distintos gobiernos y estamentos, que hicieran la vista gorda a la hora de dar licencias de apertura para establecimientos dedicados al tatoo y a los piercing, pese a las advertencias de los médicos sobre los efectos perjudiciales de llevar implantes y piercing en lugares peligrosos, genitales o la boca. La realidad solo era una, hacer ver a la gente joven lo moderno que es llevar un piercing para algún día pasarlos al siguiente nivel: convertirlos en ganado marcado.
Hace unos años en la discoteca Baja Beach Club de Barcelona, se les insertó a los clientes, bajo la piel, tarjetas de crédito electrónicas. Las atractivas asiduas del local se encontraban con un problema: vestidas con un top sin espalda ni mangas y con una minifalda, no tenían espacio donde llevar la cartera. Y ¿quién quiere cargar con un monedero cuando para lo que se ha ido allí es para bailar? Así que la empresa VeriChip halló la solución con la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID). Dentro de un fina cápsula de vidrio de aproximadamente 2 cm. se colocó un chip digital, que almacenaba un código exclusivo que permite identificar a un individuo, algo similar al número electrónico de la Seguridad Social. La cápsula también contenía una antena metálica que puede transmitir por radio ese código al comerciante, poco después de que el cliente haya entrado en el local.
El acronimo RFID, que corresponde a las siglas de Radio Frequency IDentification, en español, lo que pretende es transmitir la identidad de un objeto (similar a un número de serie único) mediante ondas de radio. Cada vez son más frecuentes los dispositivos que incorporan este tipo de tecnología, por ejemplo, documentos de identidad, pasaportes, los billetes de metro, tarjetas para “fichar” en el trabajo. De hecho, en el FNAC, cuando se va a comprar un libro, éste lo lleva incorporado en el interior de cada contraportada. Según FNAC es para controlarlos y que no puedan ser robados. Los chips de este tipo son pasivos, no emiten información; sólo la almacenan. Pero en el futuro los chips RFID serán activos, transmitiendo información en todo momento, con el fin de que seamos geolocalizados.
¿Cual es el peligro? En primer lugar, los chips pueden almacenar mucha información sobre nosotros a la que la gran mayoría de ciudadanos no tendremos acceso. De esta forma, se ha denunciado que nuestro futuro pasaporte o DNI electrónico podría llevar incorporado una serie de informaciones tales como tus “antecedentes policiales” o afiliación política. También, y a diferencia de las tarjetas de banda magnética o códigos de barra en las que el usuario tiene que realizar una acción ex profeso para que se produzca la comunicación entre la tarjeta y el dispositivo lector (por ejemplo, introducir la tarjeta en el cajero automático, en el torno de entrada al metro…), este tipo de chips, al utilizar radiofrecuencia, se comunican sin necesidad de dar nuestro consentimiento. Esto permitirá, por ejemplo, que en un futuro muy próximo desaparezcan tanto los códigos de barras como las empleadas encargadas de las cajas en los grandes comercios. Los consumidores cargaremos en nuestro carro las mercancías y al terminar un lector reconocerá todas nuestras compras, sumará el precio y sólo tendremos que pagar para que la máquina nos franquee el paso a la salida. Una prueba de este tipo se realizó en la cadena de supermercados Makro.
Igual que el supermercado nos leerá todos los chips de los productos, podrá leer el chip que llevamos incorporado en nuestra tarjeta de crédito, pasaporte, tarjeta de metro o tarjeta del trabajo. Y no sólo el supermercado sino que nos será imposible conocer cuando y dónde son leídos los chips que deberemos llevar necesariamente con nosotros (serán obligados de por ley, recuérdese) y el uso que se hace de esa información. Lógicamente, esto dependerá del alcance de la radiofrecuencia. El límite a su potencia debería estar perfectamente reglado y vigilado por las autoridades públicas para evitar este tipo de abusos.
Los defensores de esta tecnología aseguran que es segura al cien por cien. Sin embargo están documentadas muchas vulnerabilidades que se pueden utilizar para alterarlos, por ejemplo, podemos imaginarnos las consecuencias de que manipulen un pasaporte sustituyendo la identidad de su titular por la de un terrorista o delincuente.
Para este próximo año
A mediados de mayo de 2009, la élite mundial del Club Bilderberg se reunió en secreto en Grecia para celebrar su conferencia anual, en la que con los medios de comunicación mundiales jugaron al despiste, y de la que prestaron atención sólo unos pocos. Aproximadamente unas 130 personas, las más poderosas del mundo, se reunieron para discutir los asuntos más importantes de nuestra sociedad hoy día, y para establecer la agenda que se va a llevar a cabo a lo largo del próximo año. El principal tema de debate en la reunión de este año ha sido la crisis financiera mundial, que no es ninguna sorpresa, teniendo en cuenta la lista de asistentes a la conferencia en la que se incluyen a muchos de los principales arquitectos de la crisis, así como los preparados para la “resolución” de la misma.
Antes de que la reunión comenzara, el periodista que investiga al club Bilderberg, Daniel Estulin informó sobre el tema principal del orden del día, que le fue facilitado por una de sus fuentes infiltradas. Aunque lamentablemente, esos informes no se pueden verificar, sus fuentes, junto a la veteranía de Estulin, así como la del rastreador de Bilderberg, Jim Tucker, han demostrado siempre ser sorprendentemente precisas en el pasado. En definitivas cuentas, el tema principal de debate en la reunión de este año es cómo hacer frente a la crisis económica, en términos de empresa, la solución “crear una agonizante depresión que condenará al mundo a décadas de estancamiento, a las revoluciones y a la pobreza … o según se desarrolle la primera fase a una intensa depresión, pero más corta en tiempo que allanara el camino para la creación de un nuevo orden económico mundial sostenible, con menos soberanías, y con más eficiencia.” Otros puntos del orden del día incluyeron un plan para “conseguir engañar a millones de ahorradores y a los inversores con un supuesto giro -fantasma- de mejora económica; en el momento en que piquen, se sucederán enormes pérdidas financieras, sumiéndolos en un inmenso dolor durante meses”. Estulin agrega que “habrá un impulso final para la promulgación del Tratado de Lisboa, a la espera de que los irlandeses voten un SI en septiembre u octubre”, que daría a la Unión Europea alas a sus países miembros.
Poco después de que las reuniones comenzaran, Jim Tucker informó que el grupo tiene en su programa, “un plan para crear un departamento de salud mundial o global”. Tucker informó que el Ministro de Relaciones Exteriores sueco y que el ex Primer Ministro, Carl Bildt, defendiendo la necesidad de una gestión mundial de la economía referente a la salud, abogaron por convertir el FMI en el departamento de tesorería, bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Además, informó de que, el secretario del Tesoro Geithner y Carl Bildt dispusieron una recesión de no menos de 10 años de duración.
Poco después de finalizar las reuniones, Daniel Estulin informó de que “una de las principales preocupaciones del club Bilderberg es el peligro de que, por su celo por reformar el mundo a través de la ingeniería del caos, a largo plazo, la situación podría provocar una espiral de tal magnitud que perdieran el control y por ende el del planeta«.
En el Reino Unido, el diario The Times informó de que estos “líderes multimillonarios se han reunido en secreto para ver la forma en que su riqueza podría ser utilizada para desacelerar el crecimiento de la población del mundo” y que a través de “unir fuerzas, se superen los obstáculos políticos y religiosos a estos cambios para mantenerse independientes de los organismos gubernamentales, que son incapaces de evitar la catástrofe que se avecina”.
El FMI como una Tesorería Mundial
El club Bilderberg está a favor de la creación de un programa mundial de tesorería que ya se ha iniciado antes de que éste se reuniera, con las decisiones adoptadas durante la cumbre financiera del G20, en abril. Aunque el G20 parece un marco más en el contexto de que se esté formando un banco central mundial, es probable que el FMI pueda cubrir ambos papeles.
Tras la reunión del G20 a principios de abril de 2009, se informó de que: “El mundo está a un paso más cerca de tener una moneda mundial, respaldada por un banco central mundial, ejecutando la política monetaria para toda la humanidad”, según el comunicado publicado por los líderes del G20 en el que se decía: “Hemos acordado apoyar una asignación general de DEG, en el que se inyectaran $ 250bn (£ 170bn) en la economía mundial y así aumentar la liquidez mundial”.
Tras la reunión del Grupo Bilderberg, “el Presidente Obama ha pedido al Congreso que autorice 100 millones de dólares en préstamos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar a crear un total de 500 millones de dólares del fondo de rescate mundial”, que daría al FMI la prerrogativa esencial de un tesoro mundial, proporcionando rescates de los países que la necesiten en todo el mundo. Además, “el proyecto de ley permitiría que el FMI obtuviera préstamos de hasta 100 mil millones de dólares de los EE.UU. y aumentar así la contribución fiscal de los EE.UU. con el FMI en unos 8 mil millones de dólares.”
Una curiosidad en el ciberespacio
Como siempre sucede en estos casos, por más evidencias que se presenten, habrán muchos que negarán la existencia del Club Bilderberg, o no creerán en las conspiraciones. Ya sucedió en el pasado.
A la hora de redactar este artículo, me tropecé con la divulgación de unos datos sobre el Club Bilderberg en un foro del año 2006. Estulin desvelaba que los miembros del Club Bilderberg habían decidido el desplome de las hipotecas y la desaceleración de la burbuja inmobiliaria por alguna extraña razón económica, que por aquel entonces, no se comprendía.
La respuesta en estos foros fue tomarse a cachondeo y mofa la existencia sola del Club Bildergerg con expresiones vulgares de que era un mero club de carretera. O que nunca pasaría nada de lo que contaba Daniel Estulin en este comunicado que se lee en el foro.
A día de hoy, todavía estamos siendo objeto de la mayor crisis financiera y económica a nivel mundial. Parecería como si dos años después de aquella reunión del Club Bilderberg, en el año 2006, sus decisiones se convierton en realidad. Así que, bastaría con que estuviéramos atentos a lo pactado en este 2009 y nos pusiéramos las pilas de una vez. Por si acaso, y mal que le pese a algunos, me niego en redondo a llevar ni tan siquiera un piercing, pues mientras pueda, no formaré parte de la masa de borregos en que quieren que nos convirtamos.
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