¿Cómo sobrevivieron los astronautas del Apolo XI al cruzar el cinturón de Van Allen?

Los negacionistas de las misiones Apolo, que los hay y son un montón, esgrimen precisamente como uno de sus argumentos la radiación para refutar la viabilidad de las misiones lunares. Estos conspiranoicos afirman que la radiación ionizante interplanetaria y de los cinturones Van Allen hubiese matado a cualquier ser humano que viajase más allá de la órbita baja terrestre, ergo los viajes a la Luna no se realizaron. Por supuesto, estas tesis revisionistas carecen de todo fundamento, pero si es cierto que, los peligros de la radiación espacial son una realidad y presentan todo un reto.

Los rayos cósmicos son partículas interestelares originadas en los lugares más pintorescos y violentos del Universo.

Sobre un 90% son protones energéticos, mientras que un 8% son núcleos de helio (partículas alfa). El 2% restante está compuesto por electrones (partículas beta) y otros núcleos pesados. Los rayos cósmicos, además, pueden generar neutrones, muones y/o positrones al colisionar con distintos materiales, lo que amplia sus efectos perniciosos.

Además están las radiaciones solares y la magnetosfera terrestre que unir al batido de rayos cósmicos.

En esta tabla de abajo se muestran las dosis máximas recomendadas para los astronautas de la NASA.

Cada nave llevaba un instrumento para medir la radiación al atravesar los cinturones de radiación, (VABD, Van Allen Belt Dosimeter). Además, cada astronauta portaba un dosímetro personal (PRD, Personal Radiation Dosimeter) con el fin de medir la dosis acumulada. Este aparato era transportado en los bolsillos de los trajes de vuelo y del EVA.

En el caso de los cinturones de Van Allen, las misiones Apolo atravesaban estas zonas muy rápidamente, en cuestión de pocas horas (30 minutos para el cinturón interior de protones, el más peligroso), por lo que la dosis absorbida era realmente minúscula.

El tema de las tormentas solares fue una cuestión tan técnica como la suerte. En aquella época no había forma de detectarlas ni modo de cambiar la nave del camino de las mismas.

La solución para el viaje del Apolo XI a la Luna fue simple: atravesaron la parte más débil del cinturón de Van Allen, donde la radiación no es tan mortal. Además, iban a gran velocidad, por lo que no se quedaron en el cinturón el tiempo suficiente para que fuera mortal.

La cuestión del láser lunar

El Laser Ranging Retro-Reflector (también conocido por sus siglas LRRR y ocasionalmente denominado LR-3) es un experimento instalado en el ALSEP de tres de las misiones Apolo (Apolo 11, 14 y 15) y de las dos misiones soviéticas Lunojod.

Su objetivo es reflejar un haz de luz láser disparado desde la Tierra, con el fin de medir con elevada precisión la distancia a la que en un momento determinado se encuentra la Luna.​ Mediciones similares fueron realizadas por un equipo soviético usando un láser de rubí desde el Observatorio Astrofísico de Crimea.

Eso quiere decir que, cualquier conspiranoico, con un láser y un telescopio ecuatorial podría comprobarlo por sí mismo, conociendo las coordenadas de los LRRR en la Luna.

Pues bien, os las paso:

Apolo 11: 0,67337º N, – 23,47293º E
Apolo 14: 3,64421º S, – 17,47880º W
Apolo 15: 26,13333º N, – 3,62837º E

Eso quiere decir que, si puedes comprobarlo, es empírico. Y la pregunta para un conspiranoico sería: ¿quién dejó estos reflectores láser en la Luna? Pues los de las misiones Apolo, por ejemplo: el hombre, lo cual es la evidencia más grande de que sí estuvimos en nuestro satélite.

¿De dónde se originó la teoría conspirativa de que el hombre nunca llegó a la Luna?

Básicamente por la foto de la bandera.

En ésta, los conspiranoicos alegan que, si es cierto que en la luna no hay gravedad ni corrientes de aire, ¿cómo es posible entonces que la bandera esté ondeada y aparte esté arrugada? De no haber corrientes de aire en la Luna es imposible que la bandera esté de esa forma.

La respuesta al enigma es simple. Si te fijas, te darás cuenta de que la bandera en la parte de arriba tiene una varilla que hace que se sostenga. Y el hecho de que esté ondeando no es más que inercia al haber clavado la bandera en la superficie lunar.

Y otra tontería de los conspiranoicos es que afirman que hay árboles en la superficie lunar, pues se ve en algunas fotos. Mirad la foto en blanco y negro, a la derecha del segundo astronauta y veréis los famosos árboles.

Esto también tiene respuesta. Los astronautas ante de pisar la Luna, tuvieron que practicar, y para practicar tenían que elegir un sitio que fuera parecido a la Luna, árido, y con un terreno parecido a la superficie lunar, por lo que eligieron un sitio, cerca de un gran cañón en Arizona, y le abrieron agujeros para simular cráteres lunares.

Y es que yo no estoy diciendo nada revelador, toda esta información se encuentra en Google, cosa que los conspiranoicos nunca consultan, ya que sus fuentes de información son vídeos de YouTube de otros conspiranoicos.

Por tanto, si esto fuera una conspiración mundial, ¿de verdad crees que la NASA no se hubiera asegurado de que no salieran unos árboles en la foto?

Stanley Kubrick

Hay imágenes de la Luna que muestran a Stanley Kubrick en un set de rodaje, rodeado de astronautas, trajes espaciales y sofisticados equipos técnicos. ¿El legendario director estuvo involucrado en el mayor engaño de nuestra historia, la llegada a la Luna?

Fue el documentalista e investigador William Karel el que llevó a la pantalla un documental curioso. Karel logra testimonios, donde los secretarios de Defensa y Estado, Donald Rumsfeld y Henry Kissinger, el entonces director de la CIA, Richard Helms, el astronauta Buzz Aldrin, Alexander Haig y la propia viuda del director Stanley Kubrick, nos cuentan el montaje que supuso la llegada a la Luna. Todo había sido un truco de cámara y efectos especiales creado por el equipo de Stanley Kubrick, según el documental.

La película documental «Opération Lune» es un evidente ejemplo del poder del documental de creación para cuestionar y explorar las narrativas establecidas. Karel logra desafiar la percepción de la verdad y la falsedad mediante el uso de técnicas de edición y narrativa cuidadosamente diseñadas, al tiempo que pone de manifiesto cómo el cine puede moldear y manipular la realidad.

Se trata de un falso documental, es decir, de una broma, en la que estos y otros personajes participaron por pura diversión. El filme no oculta su condición de falso documental, e incluso al final puede verse cómo sus protagonistas estudian el guion, se equivocan al recitar su frase e incluso sufren ataques de risa que obligan a interrumpir la grabación.

Aun así, hay mucha gente que lo tomó en serio, posiblemente porque ya estaba predispuesta y la cinta vino a reforzar sus creencias. Incluso ha sido reflejada en la prensa en alguna ocasión para tratar de reforzar las tesis conspirativas y ocultando que se trataba de un falso documental, quizá por desconocimiento de los propios informadores.

Pues bien, este falso documental es en el que se basan los conspiranoicos para afirmar que la llegada del Apolo XI a la Luna fue un montaje. Y es que el delirio de los conspiranoicos no tiene límites.

Rocas decorativas en un escenario de película en la Luna

Otras acusaciones relacionadas con el mundo del cine y la manipulación de imágenes en la Luna se basan en que la NASA restauró algunas de estas de imágenes, lo cual es necesario y legítimo debido a que el tiempo deteriora las películas, o que algunas de las rocas que aparecen en las instantáneas presentan marcas que, supuestamente, delatarían que forman parte de un decorado.

El caso más famoso es el de la llamada roca C, la cual, según argumentan los teóricos conspirativos, fue marcada con esta letra por los trabajadores del estudio donde se rodaron los viajes. Sería curioso que esta roca, tan solo una de entre las decenas de miles que aparecen en las filmaciones, estuviese marcada con la tercera letra del alfabeto, y no con un código de cinco dígitos, como mínimo.

Por otra parte, la letra C, más que ningún otro símbolo, es la que tienden a formar los pelillos que a veces se superponen en las imágenes durante el proceso de reproducción. Evidentemente, esto es lo que ocurrió. De hecho, cuando se acude a la imagen original, el misterioso pelillo desaparece. Miles de geólogos de todo el mundo pudieron ver en directo cómo los astronautas recogían las rocas para estudiarlas después en sus laboratorios. Ninguno de ellos ha albergado jamás la más mínima duda de que se trata de minerales traídos desde otro mundo, y no de rocas terrestres ni mucho menos de decorados de película.

¿Si Neil Armstrong fue el primer hombre sobre la Luna, quién filmó el alunizaje cuando descendía del Apolo XI?

Pues una cámara de TV de tubo fabricada por Westinghouse. Estaba instalada en una especie de gabinete metálico junto a la escalera de descenso, llamado MESA («Modular Equipment Stowage Assembly»), que además contenía herramientas y la famosa bandera.

Cuando los astronautas bajaban por la escalera, tiraban de una cuerda y desplegaban la cámara.

Como obviamente nadie estaba allá arriba esperando al señor Armstrong con una cámara, la gente de Westinghouse usó una maqueta para ensayar distintos ángulos y encuadres.

El encuadre resultó tan complicado como tomarse un selfie apoyando el teléfono sobre piedras. Como esto era una carrera a la Luna con los rusos, resolvieron fijarla invertida porque la parte superior era la única cara plana que se podía apoyar en el MESA.

Transmitir TV en color desde la Luna en 1969 fue una hazaña en sí misma. A décadas de distancia de nuestros sensores digitales y códecs de compresión de vídeo, la cámara era la punta de un iceberg de sistemas de procesamiento de imagen muy avanzados en esos días, pero casi prehistóricos para estándares actuales, lo que aumenta más su mérito.

Por ejemplo, la señal de TV analógica depende de sincronía y fase de las tres señales de color RGB y brillo, para cada línea de pantalla. Un mínimo desfase produce errores de color.

La señal de video no se procesaba en memorias flash o DDR como hoy, sino que se copiaba un duplicado en cinta magnética, y otro se convertía a formato NTSC y se transmitía en vivo para TV pública.

El sensor de imagen no era como los chips CMOS de hoy. Era un tubo de TV o vidicon, que en las cámaras de TV pública era casi tan grande como el camarógrafo. Westinghouse logró ingeniar una cámara de tamaño de un laptop.

Para lograr 60 cuadros por segundo en los tres canales RGB, la cámara tenía un motor que rotaba lentes de los tres colores sobre el tubo, y así iba alternando las imágenes de cada canal.

Las cintas magnéticas de la misión Apolo registraban desde las señales médicas de los astronautas, hasta vídeo y comunicaciones. En 1969 los ordenadores digitales todavía estaban en pañales, y no existían sistemas de compresión de datos como los actuales. Todo se registraba en tiempo real, con un protocolo de cifrado sencillo, y marcas de tiempo para poder localizar los datos.

Como el módulo Lunar estaba en la superficie de la Luna, su distancia a la Tierra variaba con la rotación terrestre. La gran velocidad relativa Apolo-Houston distorsionaba la señal por Efecto Doppler.

Hoy estos problemas son triviales: todos vemos vídeos con bitrate variable (VBR) sin importar la velocidad de la conexión. En 1969 no había búferes de Flash ni memorias DDR. Los protocolos VBR no existían ni en sueños, y el error Doppler se resolvía variando la velocidad de giro de las cintas.

Casi todo lo que se moviera en una sonda espacial o satélite usaba servomecanismos, desde desplegar paneles solares hasta accionar cohetes o apuntar antenas hacia la Tierra.

La cámara usaba un motor que ajustaba el zoom y la elevación según una progresión fija, calibrada en la Tierra después de varios ensayos.

Los servomotores son simplemente motores acoplados a una resistencia variable, que le sirve al controlador para saber su posición.

No creo en conspiraciones pero, en el Apolo 17, ¿cómo hicieron para grabar el despegue del módulo lunar, de regreso a la Tierra, si nadie se quedó en la Luna?

Y no solo en el Apolo 17 sino también en el 16 y el 15. La respuesta es bien sencilla. Las misiones Apolo 15, 16 y 17 llevaron consigo en Lunar Roving Vehicle, o simplemente el Rover. Este pequeño automóvil propulsado por baterías contenía dos antenas -alta y baja ganancia- así como una cámara controlada desde Tierra. Antes de abordar el Módulo Lunar para regresar a órbita, los astronautas estacionaron el Rover a unos 30 metros de la parte posterior del Módulo Lunar. Al despegar, la cámara controlada desde Houston grabó la maniobra. Más importante aún: la razón por la cual estacionaron el Rover en la parte trasera del Módulo Lunar es para que los rayos del Sol pegaran de lleno en la astronave que despegaba. Todos los alunizajes del proyecto Apolo se realizaron con el sol pegando de lleno en la parte trasera del Módulo Lunar, de tal forma que los astronautas tuvieran una clara visión del lugar de alunizaje, durante el amanecer lunar (un día lunar dura 28 días terrestres). Así que después de tres días de estancia en la Luna, se puede decir que continuaba siendo temprano por la mañana con respecto a la fecha de llegada. De no haberse filmado de esta manera y, en caso de que la cámara se hubiese colocado a contraluz, no se hubieran apreciado muchos detalles del despegue desde la luna.

¿Cómo dejaron los astronautas del Apolo XI la superficie lunar sin un vehículo de lanzamiento?

El Águila se separa en dos, deja las patas en la luna y solo «la cabina» se eleva lo suficiente para ponerse en órbita y hacer la unión con el módulo de servicio y volver. El peso es relativamente poco y la altura también, además la gravedad es sólo 1/6 de la terrestre, por eso se puede. Después, el módulo de servicio da un «toque» de su motor para salir se órbita y seguir una trayectoria de caída hacia la tierra.

¿Por qué Neil Armstrong se negó a jurar sobre la Biblia que realmente fue a la Luna?

Porque, quien le pidió que lo hiciera era un conspiranoico.

Bart Sibrel le pedía que jurase ante la Biblia que había ido a la Luna. Sibrel es un periodista y director de cine que se dedica a grabar documentales que “demuestran” que las misiones Apolo son un fraude.

Bart Sibrel ha estado años persiguiendo a los doce hombres que pisaron la Luna para que juraran con la mano en la Biblia que su proeza era cierta. Buzz Aldrin no pudo soportar el acoso y en uno de los encuentros sólo atinó a darle un puñetazo. Pero hay un vídeo en el que Armstrong mira con paciencia a Sibrel, mientras este habla con tono de mofa y desafiante.

B. SIBREL: Mr. Armstrong, soy Bart Sibrel, de ABC Digital, quiero darle la oportunidad de jurar sobre la Biblia que usted caminó sobre la Luna. ¿Pondría usted su mano izquierda sobre la Biblia y juraría que caminó sobre la Luna? Si usted de verdad caminó sobre la Luna, ¿por qué no quiere hacerlo?, ¿por qué no lo confirma públicamente?, jure ante Dios que caminó sobre la Luna.

N. ARMSTRONG: Viniendo de usted probablemente sea una Biblia falsa.

B. SIBREL: No, no, es una Biblia de verdad. Tiene la oportunidad de ganar 5 000 dólares [Armstrong recuerda que va con prisas por una reunión]… 5 000 dólares en efectivo, los puede donar a una ONG si jura sobre la Biblia que caminó sobre la Luna.

N. ARMSTRONG: Está bien, no lo haré.

B. SIBREL: [Le corta el paso a Armstrong y le pone la Biblia una y otra vez en la cara, sin dejarlo caminar] ¿Por qué no?, ¿por qué no lo hace? ¿Por qué no pone su mano sobre la Biblia y jura que caminó sobre la Luna?

N. ARMSTRONG: Mr. Sibrel, ha hecho el ridículo frente el mundo, usted no merece respuestas.

¿Por qué no se veían las estrellas en la misión del Apolo XI?

De día no las ves, de noche si las ves y de magnífica forma. Las expediciones a la luna se hicieron durante el día lunar y los ojos se adaptaban al fuerte brillo del sol y no podían ver las estrellas ( en la Tierra de día pasa lo mismo). Es la misma razón por la que no aparecen estrellas en las fotos. Con las películas en uso en ese momento y a plena luz del sol necesitan abertura 8 o 11 y un tipo de exposición de 1/250 de segundo, con esas aberturas para registrar las estrellas necesitaban tiempos de de exposición de varios segundos. Si hubieran mirado a través de un caño que bloqueara la luz directa del sol y la reflejada por el suelo podrían haberlas visto. Este truco del caño no es usable desde la Tierra por la gran cantidad de luz que dispersa la atmósfera. Desde la estación espacial apagando las luces internas y mirando por una ventana sin vista a la tierra ni al sol podrías ver las estrellas como nunca podrás verlas desde la Tierra.

Las botas de los astronautas

Uno de los argumentos que usan quienes afirman que las misiones de la NASA a la Luna son un fraude, es que las botas de los astronautas son lisas, mientras que las huellas tienen un patrón de líneas, tal como se ven en la foto abajo.

Lo que se les olvida mencionar a los conspiranoicos es que las bota de suela lisa, están diseñadas para llevar una cubierta externa, tal como se ve en la siguiente foto, en azul. Son estas cubiertas las que dejaron las huellas.

La famosa huella de la foto es en realidad de Buzz Aldrin, el compañero de misión de Armstrong y segundo humano en pisar el suelo lunar. La explicación sigue siendo la misma.

CC BY 4.0 Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.