En la saga de Erik el Rojo, un inuit de Groenlandia describe una tierra que ellos llaman Gran irlanda, donde sus habitantes visten de blanco y llevaban largos palos adornados con flecos. El nombre de Gran Irlanda viene dado porque se pensaba que sus nativos debían hablar irlandés, ya que su lengua sonaba parecida al irlandés medio, muy distinta a sus vecinos britanos.

La historia afirma que Erik y su esposa Theodhild tuvieron cuatro hijos: una hija, Þuríður Eiríksdóttir y tres varones, el también famoso explorador Leif Eriksson, Thorvald y Thorsteinn. De otro matrimonio tuvo una hija, Freydís Eiríksdóttir. Parte de ello lo hemos visto en la serie de Netflix: Vikingos Valhalla.

Erik fue ferviente defensor del paganismo nórdico, a diferencia de su hijo Leif y su esposa, quienes construyeron la primera iglesia cristiana en América en el patio de su granja.

Leif Eriksson se convirtió en el primer vikingo y europeo en explorar la tierra de Vinland, que hoy se cree parte de Terranova y Labrador, Canadá. Cuenta la leyenda que Leif invitó a su padre para el viaje, pero que este cayó de su caballo en el camino y, tomando esto como un mal presagio, decidió quedarse. Erik murió el primer invierno, tras la partida de su hijo.

Vinland o Vinlandia fue el nombre dado por el islandés Leif Eriksson a un territorio que exploró por iniciativa propia alrededor del año 1000,​ en donde fundó un asentamiento que llamó Leifbundir.

En 1960 se encontraron algunas evidencias arqueológicas del único sitio de América del Norte (fuera de Groenlandia) atribuido a los nórdicos, en L’Anse aux Meadows, en el extremo norte de la isla de Terranova, que datan del siglo XI casi 500 años antes de los viajes de Cristóbal Colón y John Cabot.

Sin embargo, Gustavo Nelin, en la saga de Votan nos da las claves para identificar cómo los vikingos llegaron hasta México donde conocieron a los toltecas.

La leyenda de Quetzalcóatl (Kukulcán para los mayas) se remonta a la civilización tolteca, una de las más antiguas culturas mesoamericanas. Este dios fue representado en una piedra tallada con la figura de una serpiente y un hombre a sus pies y era descrito como un hombre de tez clara, barba, cabellos rubios, con un dominio de diversas prácticas como la agricultura, la orfebrería, la navegación y la astronomía. Recordemos que los nativos son barbilampiños.

Denominado “Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl», este hombre llegó al pueblo tolteca para compartir su conocimiento. Se le representa con ropa y botas, como se puede ver en Chichen Itzá.

Así, Quetzalcóatl se ganó el respeto entre los toltecas, quienes lo llamaron “Serpiente Emplumada”, haciendo referencia al dios de la naturaleza y la vegetación, convirtiéndose en una especie de gobernante y semidios para esta cultura.

Sin embargo, durante su periodo de apogeo Quetzalcóatl fue engañado por tres dioses: Tezcatlipoca, Huitzilopochtil y Xipe Tótec, quienes anhelaban la caída de éste. Por ello, hicieron que Quetzalcóatl se embriagara con pulque y más tarde tuviera relaciones sexuales con su hermana.

Avergonzado por su falta, Quetzalcóatl decidió embarcarse hacia el mar y desaparecer para siempre, no sin antes prometer que regresaría algún día. Este mito se extendió entre las culturas mesoamericanas, convirtiéndose en el dios más poderoso de éstas. Quetzalcóatl volvió a Tule. Thule es el nombre vikingo de Islandia, por si alguien desconocía este dato.

Tollan-Xicocotitlan ​—conocida como Tula, forma castellanizada de Tollan— fue la capital del Estado tolteca, que se desarrolló en el centro de México durante el período posclásico temprano de Mesoamérica. En esta ciudad estaba asentado el principal poder político de los valles de México y Puebla-Tlaxcala entre los siglos X y XII de nuestra era. Y esta fecha encaja en esta hipótesis.

Cuando Colón y los suyos llegaron al Yucatán, los nativos confundieron a estos blancos barbados con el regreso de Quetzalcóatl/ Kukulcán.

Adjunto imagen del mapa de Vinlandia, cuestionado porque Groenlandia es demasiado perfecta y según los expertos eso es imposible. Sin embargo, los estudios de carbono 14 arrojan una antigüedad que podría remontarse al siglo XIV o XV.

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