La Satalia es una rosa mosqueta, una preciosa flor blanca que quizá crecía en este lado de la montaña. El nombre le va bien a un bario de Barcelona, a la fala de Montjuic, porque, a parte de su humilde belleza, es de los pocos de la ciudad que mantiene un contacto directo con la naturaleza.
La satalia proviene del asia menor y era una flor muy querida por los griegos, que le daban connotaciones mitológicas.
Desde 1906 se utiliza una loseta en Barcelona que representa una flor de cuatro pétalos. Para algunos sería una satalia. Para otros una flor de almendro.
El panot de flor es tan querido en Barcelona que provocó cierto revuelo entre sus admiradores en los años 90: «Cuando se decide, por criterios de mantenimiento, reducir su utilización, la gente se queja: no pueden hacer desaparecer la flor». Uno de los argumentos de los defensores de la flor fue la autoría del diseño, que siempre se atribuyó al arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Pero se trata de una afirmación sin respaldo documental. Según aclara Esparza, «aunque recordaba a la flor de almendro a la que hacen referencia los motivos de toda la Casa Amatller, era diferente; era de piedra tallada a mano, mientras que el panot es de cemento hidráulico».
No obstante, como se puede ver en la foto del interior del patio de carruajes de la Casa Atmeller, decorada con flor de almendro, el panot de Puig i Cadafalch dista mucho de parecerse al panot de flor de Barcelona.
La flor no solo se quedó en el Eixample. Llegó a otros barrios, «garantizando criterios de accesibilidad a toda la ciudad», y todavía hoy es una de las baldosas más demandadas en Barcelona. El tamaño de esta loseta (20×20), además, se acabó aplicando a otros elementos urbanos posteriores, como vados y bordillos.
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