Es sabido que en la Antigüedad no había dudas sobre la esfericidad de la Tierra. Ya en el siglo IV a.C. se rechazaba la idea de una Tierra plana basándose en pruebas empíricas, como el hecho de que el firmamento cambiase y apareciesen nuevas estrellas a medida que el hombre se desplazaba sobre su superficie.

En la Edad Media, Aristóteles fue una autoridad incuestionable, al igual que el geógrafo Ptolomeo, su seguidor, y ambos mantenían que la Tierra era esférica. Por ello, autores cristianos como Isidoro de Sevilla y Beda el Venerable en el siglo VII o Tomás de Aquino en el XIII afirmaron sin lugar a dudas que la Tierra era una esfera.

Es cierto que algunos autores se apartaron de esta línea. A principios del siglo IV, el romano Lactancio se burlaba de la creencia en los antípodas, los habitantes del hemisferio sur; sería como imaginar a gente que «camina con los pies en el aire y la cabeza debajo».
Por su parte, en el siglo VI, el sirio Cosmas Indicopleustes refutó la cosmología de Ptolomeo a partir de una interpretación literal de la Biblia, según la cual la Tierra no sólo era plana, sino que tenía la forma rectangular del tabernáculo que albergaba el Arca de la Alianza de los israelitas en tiempos de Moisés.

En su biografía de Colón, publicada en 1828, Washington Irving narró de forma dramática la conferencia de Salamanca, en la que Colón expuso su proyecto de viaje ante sabios españoles presididos por Hernando de Talavera, arzobispo de Granada.

Según Irving, los sacerdotes de Salamanca alegaron ante Cristóbal Colón la autoridad de la Biblia para oponerse a él diciendo que la Tierra no era una esfera: «Argüían que se dice en los Salmos que están los cielos extendidos como un cuero, esto es, como la cubierta de una tienda de campaña; y añadían que san Pablo compara los cielos a un tabernáculo, de donde inferían que debería ésta ser plana. Colón, que era sinceramente cristiano, temió ser acusado no ya de error, sino de heterodoxia».

Colón sabía perfectamente que la Tierra era una esfera, al igual que todos los grandes capitanes y almirantes de la época. Por eso quería emprender su viaje hacia las Indias por el camino más corto.

Por cierto que, el centro de la polémica en la Edad Media fue la localización de la Tierra en el universo, no la tesis de que la Tierra era plana, que apenas nadie defendía. De hecho, Galileo fue acusado de herejía por sostener que la Tierra se mueve alrededor del Sol. Esa era la herejía.

Para Cosmas Indicopleustes la Tierra habitaba en el centro de un universo en el interior de un cubo. Para ello lo ilustró con el mapa adjunto.

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