El palacio Marivent de Mallorca, en Cala Major, fue cosa del ingeniero griego Joan de Saridakis. Cuando Saridakis llegó en 1923 a la isla con su primera esposa, la escultora Laura Mounier, tenía 46 años y había amasado una gran fortuna después de trabajar como ingeniero en las minas de Chile. Fue entonces cuando descubrió un acantilado, a unos 5 kilómetros de Palma, con unas vistas espectaculares sobre la bahía palmesana. Decidió construir allí su residencia y convertirla en un espacio en el que poder disfrutar de la amplia colección de arte que él y su esposa habían logrado reunir con el paso de los años.
Joan de Saridakis le encargó al arquitecto Guillem Forteza i Pinya el proyecto de Marivent, que, al cabo de dos años, en 1925 ya estaba acabado. Fue el propio Joan quien decidió bautizar su casa, situada en un terreno de 33.000 metros cuadrados con jardines y pinares y con un gran torreón presidiendo el edificio, como Marivent (Mar y viento), aunque siempre fue conocida como Can Saridakis hasta 1973.
Si el exterior de Marivent era magnífico y evocador, en su interior había un auténtico tesoro formado por la colección del exingeniero, compuesta por 1.300 obras de arte entre piezas de cerámica española de Manises, Ribesalbes…; pinturas de Santiago Rusiñol, Joaquim Mir, cuadros del propio Saridakis y esculturas de su esposa, Laura, así como algunas obras atribuidas a Picasso, Sorolla, o Delacroix y una biblioteca con más de 2.000 volúmenes.
Saridakis, que enviudó en 1941 y volvió a casarse con Anunciación Marconi Taffani, siempre fue un apasionado de la isla. Las cuatro décadas que vivió allí le llevaron a tomar la decisión de que a su muerte Can Saridakis pasase a manos de la Diputación y, como suele ocurrir en todas las historias mitológicas, impuso una condición: que lo convirtiesen en un museo para que todo el mundo disfrutase de forma gratuita de su colección de arte.
Saridakis falleció en 1963 y su viuda, tal y como había acordado con su esposo, cedió, a través de un contrato de donación en 1965, el edificio de Marivent, su contenido y los terrenos, al pueblo balear (por eso Marivent, a diferencia de otros inmuebles y la Almudaina, también en Mallorca, no pertenece a Patrimonio Nacional sino a la Comunidad Autónoma de Baleares) . En el mismo se estipulaba lo siguiente: «Que los bienes donados debían destinarse a perpetuidad a la instalación de un museo de arte provincial y servicios culturales y de enseñanza y adiestramiento artístico complementario» y «que si la residencia de Marivent no se destinaba al uso deseado por el fallecido pintor y su esposa durante un período superior a seis meses, el palacio debía ser devuelto a su donante o a sus herederos».
En 1972 el jefe de la Casa del Príncipe, el mallorquín Nicolás Cotoner y Cotoner, marqués de Mondéjar, empezó a mover los hilos para que la Diputación cediera la finca a los futuros reyes, consciente de que la isla era una de las debilidades de la pareja. Y es que Juan Carlos de Borbón pasó justo delante de esta finca, dice que se enamoró de este palacio y es entonces cuando se lo comentó a Cotoner. Fue así como el 4 de agosto de 1973, los príncipes de España en aquel entonces, Juan Carlos y Sofía, llegaron a Can Saridakis para tomar posesión de la finca como residencia veraniega. Vamos, que se la quedaron por la patilla, sin abonar ni una sola peseta.
Antes de que los Príncipes veranearan en la finca, se llevaron a cabo algunas reformas que fueron supervisadas por Sofía. Básicamente se habilitaron despachos, en la primera planta se instalaron las habitaciones de los príncipes y los invitados mientras que la superior se dedicó a los tres hijos de la pareja, Elena, Cristina y Felipe.
Pero la decisión de ceder a los Príncipes Can Saridakis, desafiando la última voluntad de su creador, iba a tener consecuencias. En 1978 Carlos Hermann Marconi, hijo de Anunciación Marconi y heredero de Saridakis (en caso de incumplimiento del contrato de cesión), demandó a la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares y le reclamó no el palacio, al que renunció en 1971, pero sí las 1.300 obras de arte, los 2.000 volúmenes de la biblioteca y el centenar de valiosísimos muebles que contenía el edificio del pintor, por el incumplimiento de las condiciones de su donación.
En 1988 los tribunales le dieron la razón y obligaron a la Comunidad Autónoma a la devolución de todos los bienes a su heredero. En septiembre de aquel año los cuadros, muebles, cerámicas y libros de Saridakis, que decoraban las habitaciones y los despachos desde 1925, abandonaron el palacio empaquetados en cuatro se contenedores rumbo a Barcelona. Lo último en salir fue una espectacular araña de cristal de Murano.
Patrimonio Nacional no tardó mucho en sustituir las piezas retiradas por orden judicial por otras, que completaban una nueva decoración del Palacio de Marivent. La mayoría de estas nuevas obras de arte se sacaron del fondo del Museo del Prado.
En la actualidad, los Borbones siguen disfrutando de este palacio cada verano, ahora en manos de Felipe VI. Y, en el futuro, de Leonor, la que será reina de España. Por tanto, se necesita un mantenimiento de este palacio. ¿Pero quién lo paga? Os lo explico ahora.
Cuando los Borbones se encuentran en la isla, es el Gobierno autonómico es el que se encarga de sufragar el coste de la limpieza de las instalaciones durante todo el año. Según las bases publicadas en el BOE, es Patrimonio Nacional el que asume el coste de la limpieza y otras labores de mantenimiento, «preferentemente en Semana Santa y en verano». Según rezan los requisitos del contrato que ha salido a concurso, esta adjudicación incluye la limpieza de todos los anexos a Marivent y Son Vent, desde el gimnasio hasta el centro médico, la cafetería y las garitas de acceso al palacio. En las bases figura la obligación a una limpieza integral de estas estancias, labores de lavandería y de lavado de los vehículos oficiales. También se aconseja que se procure «en la medida de lo posible» que los cambios del personal sean mínimos, además de exigir una escrupulosa corrección a la hora de desempeñar sus funciones.
Así que ahora ya conoces su historia. El Palacio Marivent fue prácticamente robado por los Borbones, decorado con obras de arte del Museo del Prado, y mantenido con el dinero de todos los españoles, a través de Patrimonio Nacional, para que los Borbones se puedan dar unas vacaciones de lujo.
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1 agosto, 2023 a las 19:50
Y el pueblo aplaudiendo mientras le expolian. Vivan las cadenas.