Si logras leer hasta el final, te pondré al día de lo que creo en torno a este particular, que vuelve loco a los arqueólogos.
La posibilidad de que en torno al año 30 del reinado de Seneferu se trabajara en tres pirámides al mismo tiempo es asombrosa. Se colocaron alrededor de 100.000 y 150.000 metros cúbicos de piedra al año en ese periodo.
La primera pirámide escalonada, la de Zoser (2630-2611 aC., aproximadamente), es una acumulación de mastabas de tamaño decreciente que alcanza los 60 metros de altura y cuya construcción se atribuyó a Imhotep, visir del faraón, que llegó a ser deificado.
‘The Oxford History of Ancient Egypt’ (Ed. Oxford Univ. Press) recoge que Seneferu (cuyo nombre suele escribirse también como Snofru o Snefru) reinó de 2613 a 2589 aC. Toby Wilkinson maneja las fechas 2575-2545 aC. En cuanto a la duración de su reinado, las estimaciones oscilan entre los 24 y los 48 años, aunque la mayor parte de los especialistas se inclinan por unos 30, los suficientes para encajar en ellos el impresionante programa de construcciones que emprendió. Tuvo por lo menos una esposa, Hetepheres I, y muchos hijos. Uno de ellos y su sucesor fue Jufu (Keops).
Seneferu estableció su necrópolis en Meidum, cerca de El Fayum y alejada de los cementerios reales ya existentes de Abedyu y Saqqara, utilizados por sus antecesores, con los que es evidente que quiso dejar claras las distancias incluso en la muerte. Los egiptólogos todavía discuten si la Pirámide de Meidum es una obra encargada por este faraón o ‘heredada’ de su predecesor, Huny, último rey de la III Dinastía, aunque es la primera tesis la que parece imponerse. En cualquier caso, es un edificio fascinante. De hecho, para Mark Lehner «es la más misteriosa de todas las grandes pirámides».
Por orden de de Seneferu, los arquitectos empezaron a construir en Meidum una pirámide escalonada mucho más grande que la de Zoser, de la III Dinastía, levantada en la necrópolis de Saqqara y de 62 metros de altura. El proyecto inicial debió de contemplar siete grandes escalones, a los que se añadió un octavo y que se erigieron durante los primeros 14 años del reinado de Seneferu. Entonces, cuando el edificio estaba ya casi completo y por razones que se desconocen, el faraón decidió construir un nuevo cementerio real más al Norte, en Dahshur, con otra pirámide, la primera de caras lisas, cuyos lados se elevarían en un ángulo de 60º hasta el vértice, que debería haber alcanzado los 150 metros de altura. El nombre del edificio, ‘Aparición’, el mismo término utilizado para denominar la salida del Sol, refleja el simbolismo que se le quiso dar a la tumba, «la representación patente de un rayo de sol, traducido en piedra a una escala monumental».
Tanto el interior como el exterior del edificio reflejan sus problemas estructurales y los intentos desesperados de los arquitectos para intentar solucionarlos. «Probaron de todo, desde reparaciones con yeso hasta un nuevo revestimiento de piedra -escribe Wilkinson-. Incluso utilizaron costosos troncos de madera importados para apuntalar los techos». La pirámide fue terminada, pero su apariencia era -y es- extraña. Los nombres con los que se la denomina -‘Pirámide Romboidal’, ‘Pirámide Acodada’, ‘Pirámide Inclinada’, etc.- reflejan esa rareza.
Seneferu ordenó construir una tercera pirámide, a poco más de un kilómetro de distancia al norte de la anterior. Los arqueólogos creen que es porque al fararón no le gustó la pirámide acodada, aunque un servidor sostiene otra teoría. El edificio tuvo que acabarse en un tiempo récord, que ha sido estimado en 10 años y medio. El resultado es una estructura elegante y bien ejecutada de unos 105 metros de altura y con una base de unos 220 de lado. Es la tercera pirámide más grande de Egipto, detrás de las de Keops y Kefrén, y mucho más grande que la de Micerinos, la tercera que completa la inconfundible vista de Giza.
Pero el asombroso programa constructivo de Seneferu no acabó con la Pirámide Roja y el rematado de la Acodada. Quizá porque dejar una obra real de semejante magnitud sin terminar no era admisible de ningún modo. En torno al año 28 o 29 del reinado, el faraón decidió recuperar el proyecto de Meidum, pero transformándolo: encargó a sus arquitectos que convirtieran esta pirámide escalonada en una ‘de verdad’, de caras lisas, con una pendiente de algo más de 51º, una base de 144 metros de lado y una altura de 92 metros.
Y ahora viene la gran pregunta: ¿por qué tres pirámides?
He desarrollado mi propia teoría personal al respecto, muy alejada de los cánones oficiales. Y aquí es donde entra la magia del Antiguo Egipto, tan denostada por la arqueología.
El ka, según los egipcios, era creado en el momento del nacimiento de una persona para el individuo y, por lo tanto, reflejaba la personalidad de uno, pero la esencia siempre existió y fue «transmitida a través de las generaciones sucesivas, llevando la fuerza espiritual de la primera creación». No puede ser definido como «alma» sino como «consciencia» imbuida de la chispa de lo divino.
El ba se traduce con mayor frecuencia como ‘alma’.
Aj (Akh) (representado en jeroglíficos como un ibis eremita, y forma al tiempo la raíz del significado «ser benéfico») fue uno de los elementos del ser humano para los antiguos egipcios, aunque varió de significado a lo largo de la historia de la mitología egipcia. Representa al espíritu.
Por tanto, tenemos tres conceptos en relación a lo trascendental. El Ka, el Ba y el Aj. ¿Te suena? Correcto, Cabalá.
¿Y si un faraón quisiera enterrar el Ka, el Ba o el Aj en sitios diferentes? También podríamos sustiuir Aj por Ib, el corazón, donde según los egipcios radica el pensamiento.
Demos un paso más. Si vamos a la Gran Pirámide, allí encontramos 3 zonas, a las que han puesto los nombres que les ha dado la gana: cámara del rey, cámara de la reina y cámara subterránea. ¿Tres cámaras? ¿Para qué? ¿De nuevo el Ka, Ba y Aj?
Micerinos tiene una cámara solo, pero 2 pirámides acodadas junto a ella, mal llamadas pirámide de reinas, junto a otra pirámide satélite. De hecho, este conjunto de 3 pirámides se le atribuye a Keops, como constructor. Están alejadas de la Gran Pirámide, pero sin embargo, la arqueología oficial dice que son de Keops y se quedan tan anchos, sin decirnos porqué.
Kefren tiene otras tres pirámides que, de nuevo, son mal llamadas templos de Jufu y Menkaura.
Y aquí viene mi teoría. ¿Y si ciertos reyes o faraones hubieran hecho enterrar en sitios diferentes, sus conceptos de Ka, Ba y Aj? En una época, donde la magia es indivisible de la ciencia, ¿por qué los arqueólogos desechan la primera? De hecho, si así fuera, se entendería -por fin- por qué nunca han encontrado los cuerpos de los faraones en muchas pirámides. Porque su cuerpo físico no estaría allí, sinos sólo sus cuerpos moronciales.
Que cada uno extraiga su propia conclusión.
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